Desde finales de la década de los 70, se extendió el concepto de que la medicina era más que la restauración del equilibrio físico de los pacientes. La farmacología había ganado bastante terreno y la corrección de problemas médicos mediante operaciones y procedimientos quirúrgicos ya no era suficiente.
En este contexto, en 1978 se celebra la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud de Alma-Ata, evento que destacó la importancia de las medidas sociales para mantener una salud integral en las personas.
Entre las medidas destacan el acceso al agua potable, la correcta nutrición de las personas, la vacunación masiva y la atención primaria mejorando el acceso a los procedimientos médicos y quirúrgicos.
Por lo demás, la condición psicológica también ganó bastante terreno en la concepción de «salud» del siglo pasado, ya que se define este concepto como un equilibrio completo entre cuerpo, mente, e incluso espíritu.
Además, la medicina actual también incorpora todas las aparentes ambivalencias sociales y culturas, tomando en cuenta la realidad específica de cada una de las naciones y los pueblos. Ya no existe una medicina generalizada para toda clase de individuo, sino se estudia cada caso como particular, por lo que la historia de vida del individuo toma real relevancia en este contexto.
Finalmente, las relaciones interpersonales también se incorporan al nuevo paradigma de salud. Se pone especial énfasis en la integración de la familia en todos sus ámbitos, el cuidado de los niños y los ancianos, y en un correcto desarrollo de los primeros.
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